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Hola a todos os doy la bienvenida en mi blog, espero que disfrutéis mucho de él y que os sirva de ayuda para vuestra vida diaria, encontraréis numerosos artículos interesantes con los que podréis aprender, así que ya sabéis a leer.

domingo, 6 de mayo de 2012

3.    La sociedad de consumo
Nada es comparable al descomunal salto tecnológico que tímidamente  se inició en Europa Occidental durante los últimos siglos de la Edad Media y alcanzó su punto culminante durante el siglo XIX con la Revolución Industrial.
¿Cómo puede explicarse lo que algunos historiadores denominan “el milagro europeo”?. Los europeos estamos sometidos a condiciones geoclimáticas semejantes  a las de muchos otros lugares del mundo; y aunque esto se puso en duda, tenemos la misma inteligencia que el resto de seres humanos del planeta, sean de la raza que sean.
La ideología capitalista puede resumirse en una sola frase: por mucho dinero que se gane siempre se querría ganar más. El ser humano agudiza su ingenio solo cuando la necesidad obliga a ello. Durante miles de años vivió de la caza y la recolección.
En  Europa Occidental conseguir muchas riquezas se convirtió en una necesidad tan fuerte como alimentarse. Quienes sentían esa necesidad eran mercaderes que tenían que vender sus productos para satisfacerla, y  para ello tenían que inspirar nuevas necesidades en el resto de la población: necesidad de vestir ropas más lujosas, de condimentos para la alimentación. Fue esta la espiral que facilitó la revolución industrial y el advenimiento de la sociedad de consumo.
3.1.         ¿Desarrollo sostenido o desarrollo sostenible?
Después de mucho tiempo, son muchas las voces que alarman sobre el destino de nuestro futuro y la necesidad de tomar medidas con respecto a los modelos de desarrollo que dirigen nuestra sociedad. Pero de lo que no cabe duda es de que empezamos a tomar conciencia de los problemas  a los que nos ha conducido la moderna economía de mercado, la globalización y el consumismo.
Toda propuesta del desarrollo sostenible pasa por renunciar a una buena parte de nuestras comodidades, pero ello plantea serias dificultades: ¿cómo conseguir que todos, sin excepción, acepten ese sacrificio sin que algunos se aprovechen de él? Y lo que es más difícil, ¿cómo hacerlo sin que nuestra frágil economía de mercado basada en el consumo desaforado se hunda? Ese es el reto al que nos enfrentamos en este nuevo siglo.

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